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lunes, mayo 14, 2007

El peligro de los biocombustibles

Cebada
La UE quiere el 10% del combustible usado en automóviles provenga de biocombustibles.

Los esfuerzos por pasar de los combustibles tradicionales a los biológicos podrían causar un incremento de los precios de los alimentos y de la deforestación a nivel mundial, según un informe británico.

Pero el informe de la compañía de seguros éticos Co-op Insurance Society indica que la consecución de este objetivo podría tener un grave impacto medioambiental.

El documento se publica pocos días después de que la ONU advirtiera que los biocombustibles son más efectivos cuando se utilizan para la calefacción y la energía que en el transporte.

Los biocombustibles se consideran una solución potencial al problema del cambio climático porque pueden reducir las emisiones de gases de invernadero.

Esto ocurre porque la cantidad de carbono que se libera cuando se les quema es igual a la que se toma de la atmósfera mientras crecen los cultivos a partir de los que se elaboran.

Bosques

El informe señala que para sustituir el 10% de los combustibles para el transporte a nivel mundial sería necesario dedicar cerca del 9% de las tierras agrícolas del planeta.

Se están destruyendo bosques tropicales para sembrar cultivos destinados a la elaboración de biocombustibles


Esto significa que la fabricación de biocombustibles podría provocar una disminución de las tierras disponibles para la producción de alimentos en países donde ya hay hambruna.

"Se están destruyendo bosques tropicales para sembrar cultivos destinados a la elaboración de biocombustibles", le dijo a la BBC el catedrático Dieter Helm, un alto asesor del gobierno británico.

"Si uno piensa en la energía necesaria para talar esos bosques, en los daños causados al clima por la pérdida de esos árboles, en el proceso de arar y cultivar esos campos, en el transporte de esos combustibles, uno comienza a darse cuenta de que las emisiones de carbono tienen que ver con muchas más cosas que el simple proceso de sembrar en un campo determinado en un momento determinado", añadió.

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domingo, mayo 13, 2007

"Llamada de la Tierra" denuncia el robo de su flora y fauna

Estas compañías se apropian en exclusiva de la propiedad intelectual de plantas y remedios ancestrales que pertenecen a las comunidades
Las islas del Pacífico son desde hace tiempo blanco favorito de 'cazadores de genes', "investigadores sin escrúpulos" o 'biopiratas', que sacan provecho no sólo de su rica flora y fauna, sino también de sus propios pobladores.

Así lo denuncia la iniciativa indígena 'Llamado de la Tierra' (Call of the Earth), de defensa de los derechos de la propiedad intelectual y el conocimiento tradicional que señala a las empresas de biotecnología como las culpables de patentar genes propiedad de los habitantes de la región desde hace siglos "sin que estos den su consentimiento".

Como ejemplo, señalan las células 'T' --principales responsables de la respuesta inmunológica del organismo-- de la tribu 'Hagahai', de Papúa-Nueva Guinea, que pueden comprarse actualmente vía internet por menos de 200 euros.

Según datos de esta organización, en 2002 los pobladores de las Islas Cook --que forman parte del archipiélago localizado en el Pacífico Sur, entre Hawaii y Nueva Zelanda-- casi se convirtieron en 'conejillos' de Indias de un experimento para transplantar células de cerdos a humanos.

Si esa investigación se hubiera concretado, virus que afectan a los cerdos se habrían expandido a las personas, según el libro 'Pacific Genes and Life Patents' (Genes del Pacífico y patentes de vida), editado de forma conjunta por 'Llamado de la Tierra' y la Universidad de las Naciones Unidas.

"El libro es un catálogo de actividades antiéticas en la región del Pacífico", explica a 'IPS News' la profesora de la Universidad neozelandesa de Victoria, Aroha Mead, --coautora del libro--, que recuerda que "ha habido un mal comportamiento" y que muchos investigadores extranjeros tienen una "actitud colonialista" en este sentido.

"La ausencia de reglamentaciones y la ignorancia sobre las últimas tecnologías en genética y leyes de patentes han convertido a la región en uno de los principales focos de interés de los cazadores de genes que, como los barcos de pesca a gran escala, arrasan con todo lo que encuentran, y luego reclaman derechos de propiedad intelectual sobre lo que creen que pueda tener algún valor comercial", explicó Mead.

ROBAR LA HISTORIA Y EL PASADO

En palabras del jefe tradicional de las Islas Cook, Dorice Reid, "los genes son recursos clave en el nuevo mundo de la bioeconomía, y el aislamiento y la diversidad de las naciones del Pacífico las hace particularmente atractivas", recalca en su libro 'Te Tika Mataiapo'.

A su juicio, "la bioeconomía moderna ha chocado con los valores culturales, tradicionales y espirituales del Pacífico Sur".

Los primeros enfrentramientos comenzaron en los años 90. En 1990, y sin informar a las comunidades ni a las autoridades locales, el Gobierno de Estados Unidos intentó patentar muestras de ADN --ácido desoxirribo nucleico-- tomadas a integrantes de la tribu 'Hagahai' en Papúa-Nueva Guinea y las Islas Salomón. Aunque finalmente no fueron patentadas, las muestras siguen siendo usadas y hasta vendidas.

"En las culturas del Pacífico Sur, una planta es un ancestro viviente, un valor profundamente arraigado, y eso es lo que queremos que comprensa la comunidad internacional", explica el director del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de las Naciones Unidas, con sede en la ciudad japonesa de Yokohama, A.H. Zakri.

"Las plantas y animales no son vistos como meras entidades físicas y biológicas, sino como la encarnación de espíritus ancestrales", señala el experto Steven Ratuva, de la Universidad del Pacífico Sur de Fiji.

En la cosmogonía de los pueblos originarios de Fiji los materiales genéticos que componen la flora y la fauna son parte del círculo de vida y por tanto sagrados. Las plantas medicinales son consideradas propiedad común y disponibles para todos. Frente a ello, se han patentado extractos de muchas plantas que los isleños han usado durante miles de años, entre ellas la 'malanga'.

"Las patentes no son herramientas para la investigación humanitaria, sino instrumentos para el comercio y los derechos de propiedad exclusiva, y sirven para indicar a los demás que se aparten 'porque esto es mío, yo lo adquirí'", remarca Mead. "Estas acciones violan valores tradicionales de los isleños, gracias a los cuales todos se benefician del uso de una planta, tanto personas, como familias y comunidades", agrega.

Los estados insulares del Pacífico por lo general no están al tanto de los desarrollos de la biotecnología y de las reglas internacionales para controlar el impacto social, legal y ético de esas nuevas tecnologías, recuerda en la misma línea Ratuva.

Una solución sería crear una Oficina de Propiedad Intelectual para el Pacífico que estudie las solicitudes de patentes y marcas comerciales, y que esté bien informada, de manera que pueda evaluar las peticiones de forma más crítica y respetando los valores culturales tradicionales de la región.

Las Islas Cook acaban de poner en marcha una Oficina que revisará las propuestas de investigación, según Mead, que lo consideró "un paso adelante" y animó a que más Gobiernos sigan este ejemplo.

fuente:MADRID, 9 Abr. (EUROPA PRESS) -


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